No importa la trayectoria o el tamaño de una empresa para que su idea, servicio o producto fracasen, por lo que es imprescindible no sólo identificar los factores de riesgo y establecer un plan de acción, sino también conocer las necesidades del mercado y en concreto de los usuarios o clientes.

Son varias las causas que pueden desencadenar un fracaso empresarial, pero en este post queremos centrarnos sólo en algunas de ellas y, como ejemplo, algunos de los fracasos empresariales más relevantes

No importa la trayectoria o el tamaño de una empresa para que su idea, servicio o producto fracasen, por lo que es imprescindible no sólo identificar los factores de riesgo y establecer un plan de acción, sino también conocer las necesidades del mercado y en concreto de los usuarios o clientes.

Son varias las causas que pueden desencadenar un fracaso empresarial, pero en este post queremos centrarnos sólo en algunas de ellas y, como ejemplo, algunos de los fracasos empresariales más relevantes:

  • No escuchar a los clientes: Los clientes son uno de los pilares más importantes de las empresas, por este motivo es fundamental escucharlos y dejar que nos guíen en la realización de estrategias efectivas, así evitaremos dar las cosas por hecho e implementar las mismas acciones.

Esto es lo que le ocurrió a Mattel cuando decidió introducir en China su famosa muñeca Barbie. En 2009 y después de invertir millones en una macro tienda en Shanghái, tuvo que cerrar sus puertas apenas 2 años después. Su gran fracaso se debió a no escuchar y analizar previamente el mercado, las niñas chinas no querían una muñeca rubia y sexy, sino una muñeca “kawaii” (traducción de algo lindo o adorable) con formas más redondeadas y simplificadas. Lo que funciona en una parte del mundo no tiene por qué funcionar en otra, por lo que no se pueden dejar de lado la realización de estudios de mercado que nos permitan escuchar al cliente y analizar en profundidad sus gustos para poder adaptar los productos o servicios.

  • No rectificar errores: En ocasiones, las compañías se obsesionan con una gran idea de negocio o con un producto que puede funcionar por un tiempo o que ni siquiera llegue a funcionar, en este caso es necesario estar abierto a cambios, a explorar nuevas posibilidades y a dar marcha atrás si algo no está funcionando como esperábamos.

En el año 2007, Microsoft lanzó al mercado Windows Vista, un sistema muy costoso, pesado e inestable que obtuvo críticas desde su lanzamiento por parte de los profesionales del mundo tecnológico, aun así, la compañía contrató al actor Jerry Seinfeld por 10 millones de dólares para que “vendiera” las cualidades de Windows Vista y mejorara la perfección de los usuarios. A pesar de estos intentos, algunos fabricantes de PC decidieron vender sus productos con el anterior sistema operativo (Windows XP) por lo que, finalmente Microsoft tuvo que dar marcha atrás y reconocer su error, no hay que obsesionarse en vender algo que no gusta.

  • No adaptarse a los cambios: vivimos en una época donde los cambios son continuos, cambia nuestra forma de relacionarnos y comunicarnos, nuestra forma de comprar, nuestra forma de viajar… da igual el sector o la actividad en la que pensemos, si una empresa no se adapta al mercado corre el riesgo de fracasar. Pero para que la evolución sea efectiva tiene que haber un análisis profundo, una planificación previa, una investigación del mercado y unas estrategias claras.

Como ejemplo de fracaso empresarial por no adaptarse a los cambios, tenemos a Kodak, que en la década de los 70 llegó a dominar casi el 90% del mercado de cámaras de fotos y rollos de fotografía. A pesar de contar con recursos, tecnologías y reconocimiento, se incorporó tarde al cambio digital, lo que provocó su quiebra voluntaria en 2012.

  • Disminución de ventas y falta de innovación: Muchos empresarios consideran que es mejor vender mucho que vender bien, y aunque vender mucho puede implicar aumentar los ingresos, si sólo se vende a un tipo de público se pueden producir riesgos y hacer que esos índices de ventas no se mantengan. La clave está en la combinación de una estrategia de ventas sólida y sostenida en el tiempo y la presencia de la innovación en todos los departamentos y en la forma de ofrecer los productos o servicios.

Quién no recuerda a Blockbuster, franquicia de videoclubs que tuvo su auge en la década de los 90 y que en 2013 echó el cierre. Su estrategia inicial fue establecer muchos puntos de venta para generar la mayor cantidad posible de beneficio, pero cuando nacen los DVDs y compañías que los comercializaban a un bajo coste con el fin de atraer a más clientes, llegó un momento que salía más rentable comprarlos que alquilar los VHS. Además, con la entrada de Netflix en el mercado, Blockbuster no pensó que el público iría dejando el formato físico, por lo que no sólo no aposto por la innovación tecnológica, sino que rechazó varias ofertas para comprar Netflix en sus primeros años y, en lugar de eso, intentó competir lanzando su propio servicio en línea. A día de hoy, solo existe un Blockbuster abierto en Oregón, que ha sido convertido en una atracción turística.

Las nuevas tecnologías, una mala planificación económica, estrategias de ventas erróneas, cambios en los hábitos de consumo, un nuevo competidor… cualquier motivo puede provocar el declive de una empresa, aunque haya sido líder en su sector.  Por lo tanto, es muy importante, observar, analizar y crear estrategias que nos permitan estar en continuo movimiento para evitar poner el punto y final a tu negocio.